domingo, 20 de mayo de 2012

El canto de las sirenas o el llanto de los gauchócratas


Esta semana escuche un reportaje al golpista de Biolcatti, a propósito de su “patoteada” en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, y como no podía ser de otra manera, mi sangre se fue de 36 grados a mas de100. (“Me hirve la sangre” decían en mi barrio)
Por eso, cuando algo me saca de las casillas, una buena forma de ordenar mis ideas es ponerme a escribir.
Antes debo dejar en claro mi posición ante las retenciones. Mucho se ha hablado desde la época de la 125 sobre la validez o no de las retenciones a la exportación. Considero que las retenciones son una herramienta valida que tiene el Estado (no el gobierno) para controlar las diferencias entre precios internos y precios externos de los productos exportables, sobre todo los llamados  comodities (materias primas que en nuestro caso se refieren principalmente a agropecuarios). No afecta a las ventas internas por lo que se transforma en un herramienta de control de cambio, e impide que se exporte toda la producción de un artículo porque afuera se paga mas, desabasteciendo el mercado local. Es una forma de redistribución de las enormes ganancias que tienen los terratenientes cuando venden sus cosechas o sus animales. Nunca pierden, acaso dejan de ganar un poco si hay sequia o inundación, y en seguida piden subsidios. Ni hablar en materia previsional, porque son los que más cantidad de trabajadores en negro tienen. Pero como ahora los precios de la soja están altos, y las cosechas son buenas, no joden tanto con las retenciones.
Ahora el tema es la valuación fiscal de la tierra. Claro, la Provincia de Buenos Aires encaró una revaluación de los valores de las propiedades y ponen el grito en el cielo. Hasta ahora, la provincia aumentaba la alícuota del impuesto inmobiliario cuando necesitaba fondos, y como era insignificante su incidencia en los resultados de la explotación, nadie pataleaba. Pero ahora, el gobierno provincial dice: muchachos, el valor fiscal que tienen las propiedades es del siglo pasado, ajustemos un poco a la realidad…La realidad es que los valores de mercado de las tierras rurales han crecido en los últimos 10 años casi un 570%. Esto implica que 1 Ha que en 2002 valía $ 3.000 hoy cuesta casi $ 17.000. Y no se está hablando de llevar el valor fiscal a la valuación real, sino de llevarlo a un 30% de la misma. Y ni hablar de otras provincias que ni siquiera cuentan con datos sistematizados y de fácil acceso en sus Direcciones de Rentas, o cuyas valuaciones fiscales datan de mas de 30 años.
Volviendo a la Provincia de Buenos Aires, esta medida, que los llevará a pagar un poco mas de Impuesto Inmobiliario, pero que por lo ínfimo no les calienta, hará que crezca también su patrimonio en el Impuesto a los Bienes Personales, y si por algún acontecimiento, fortuito o no, su Declaración Jurada de Impuesto a las Ganancias diera “Quebranto”, merced a las buenas artes de mis colegas contadores, entonces deberían tributar el Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta. Y esto sí les preocupa porque se van a arrimar un poquito, nada mas que un poquito, a los “giles” que pagamos todos los impuestos porque estamos cautivos de una retención efectuada por el empleador (Eso, si tenés la suerte de cobrar tu sueldo en blanco).
Como se ve sólo se trata de que pague mas el que mas tiene, principio fundamental de la equidad fiscal.
Por eso, como Ulises en su viaje de regreso, no escuchemos el canto de las sirenas, que enloquecen, ni nos dejemos engañar por el llanto de los gauchócratas.