miércoles, 29 de agosto de 2018

Historias de Abogados

LA ABUELA

Los abogados jamás deberían
hacerle una pregunta a una
 abuela si no se encuentran
 preparados para la respuesta.
.
Durante un juicio, en un pequeño pueblo cercano a Esquel, el abogado acusador llamó al estrado a su primer testigo, una mujer de avanzada edad.
El Abogado se acercó y le preguntó,
—Sra. Sánchez, ¿sabe quién soy?
Ella respondió:
—Sí, lo conozco, Doctor Garza. Lo conozco desde que era un niño y francamente le digo que usted resultó ser una gran decepción para sus padres. Siempre miente, cree saber de todo, es muy prepotente, abusivo, engaña a su esposa y lo peor de todo, manipula a las personas. Se cree el mejor de todos cuando en realidad es el peor Procurador del Estado. Claro está que sé quién es usted. 
El Abogado estaba perplejo sin saber exactamente qué hacer. 
Apuntando hacia el fondo de la sala le pregunta a la Sra. Sánchez:
—¿Conoce al abogado de la defensa?
Nuevamente ella respondió:
—Por supuesto. También conozco al Doctor García desde que era un niño. Es flojo, medio opa y tiene problemas con la bebida. No puede tener una relación normal con nadie. Sin mencionar que engañó a su esposa con tres mujerzuelas diferentes. Una de ellas era la esposa suya. ¿Recuerda? Claro que lo conozco. Su mamá tampoco está orgullosa de él. 
El abogado de la defensa casi cae muerto. 
Entonces el Juez llama a los dos abogados para que se acerquen al estrado y les dice:
—¡Si uno de ustedes, par de imbéciles, le pregunta a esta vieja loca si me conoce a mí, lo mando a la cárcel de por vida! 




ABOGADO PENALISTA

Abogar exige raciocinio
 rápido e inteligencia...

En una importante ciudad, un hombre estaba siendo juzgado por asesinato. Había indicios indiscutibles sobre la culpabilidad del sospechoso, pero el cadáver no aparecía. Casi al final de su alegato, el abogado, temeroso de que su cliente fuese condenado, recurrió a un truco: 
—Señoras y señores del jurado, señor Juez, tengo una sorpresa para todos, —dijo el abogado, mirando hacia su reloj—. Dentro de dos minutos, la  persona que aquí se presume asesinada, entrará en la sala de este Tribunal.

Y miró hacia la puerta. Los jueces, sorprendidos y también ansiosos, se quedaron mirando a la  puerta. Transcurrieron dos largos minutos y nada sucedió.

El abogado, entonces, finalizó diciendo:
—Realmente, dije eso y todos ustedes miraron hacia la puerta con la expectativa de ver a la supuesta víctima. Por lo tanto, quedó claro que todos tienen dudas en este caso, de que alguien realmente haya sido asesinado. Por eso insisto para que ustedes consideren a mi cliente inocente. In dubio pro reo
.
Los jurados, visiblemente sorprendidos, se retiraron para la decisión final.
Algunos minutos después, el jurado volvió y pronunció su veredicto: — ¡Culpable!  
—¿Pero cómo? —preguntó el abogado— yo vi a todos ustedes mirar fijamente hacia la puerta ¡Es para concluir que estaban con dudas! ¿Cómo condenan con duda?
Y el juez aclaró:
—Sí, todos nosotros miramos hacia la puerta, menos su cliente.

Moraleja:
¡No sirve de nada ser un buen abogado si el cliente es un estúpido!.





EL ABOGADO DE LA MAFIA

Una historia para confiar
en Contadores y Abogados

Un jefe de la mafia descubrió que su Contador habí­a desfalcado 10 millones de dólares de la caja.
El Contador era sordomudo. Por eso fue admitido en el trabajo, pues como no podí­a oí­r nada y menos hablar, en caso de una eventual detención y proceso, no podrí­a actuar como testigo.
Cuando el Jefe le fue a preguntar por los 10 millones, llevó consigo a su Abogado, que conocí­a el lenguaje de las señas de los sordomudos.
El jefe pregunto al Contador:
— ¿Donde están los 10 millones que te llevaste?
El Abogado usando el lenguaje de las señas, le hizo llegar la pregunta al Contador, que a su vez respondió con señas.
— Yo no sé de que están hablando.
El Abogado le tradujo para el jefe.
— El dice que no sabe de que le hablamos.
El mafioso saco un pistola calibre 45 y apuntó a la cabeza del Contador, gritando:
— Preguntale de nuevo.
El Abogado, por señas, le dijo:
— El te va a matar si no le contás donde está el dinero.
El Contador respondió con señas:
— Ok, ustedes ganaron, el dinero está en una valija marrón de cuero, que está enterrada en el jardí­n de la casa de mi primo Enzo, en el Nº 400 de la calle 26, bloque 6 del barrio de Santa Marta.
El mafioso le preguntó al Abogado.
— ¿Qué dijo?
El Abogado respondió:
— Dice que no tiene miedo de morir y que a usted le faltan huevos para apretar el gatillo . . .