LA ABUELA
Los abogados jamás deberían
hacerle una
pregunta a una
abuela si no se encuentran
preparados para la respuesta.
.
Durante un juicio, en un pequeño pueblo cercano
a Esquel, el abogado acusador llamó al estrado a su primer
testigo, una mujer de avanzada edad.
El Abogado se acercó y le
preguntó,
—Sra. Sánchez, ¿sabe quién soy?
Ella respondió:
—Sí, lo conozco, Doctor Garza. Lo conozco desde
que era un niño y francamente le digo que usted resultó ser una gran
decepción para sus padres. Siempre miente, cree saber de todo, es muy
prepotente, abusivo, engaña a su esposa y lo peor de todo, manipula a las
personas. Se cree el mejor de todos cuando en realidad es el peor
Procurador del Estado. Claro está que sé quién es usted.
El Abogado estaba perplejo
sin saber exactamente qué hacer.
Apuntando hacia el fondo de la sala le pregunta a la Sra. Sánchez:
Apuntando hacia el fondo de la sala le pregunta a la Sra. Sánchez:
—¿Conoce al abogado de la defensa?
Nuevamente ella respondió:
—Por supuesto. También conozco al Doctor García
desde que era un niño. Es flojo, medio opa y tiene problemas con la
bebida. No puede tener una relación normal con nadie. Sin mencionar
que engañó a su esposa con tres mujerzuelas diferentes. Una de ellas era
la esposa suya. ¿Recuerda? Claro
que lo conozco. Su mamá tampoco está orgullosa de él.
El abogado de la defensa
casi cae muerto.
Entonces el Juez llama a los dos abogados para que se
acerquen al estrado y les dice:
—¡Si uno de ustedes, par de imbéciles, le
pregunta a esta vieja loca si me conoce a mí, lo mando a la cárcel de por vida!
ABOGADO
PENALISTA
Abogar exige raciocinio
rápido e inteligencia...
En una importante ciudad, un hombre
estaba siendo juzgado por asesinato. Había indicios indiscutibles sobre la
culpabilidad del sospechoso, pero el cadáver no aparecía. Casi al final de su
alegato, el abogado, temeroso de que su cliente fuese condenado, recurrió a un
truco:
—Señoras y señores del jurado, señor Juez,
tengo una sorpresa para todos, —dijo el abogado, mirando hacia su
reloj—. Dentro
de dos minutos, la persona que aquí se
presume asesinada, entrará en la sala de este Tribunal.
Y miró hacia la puerta. Los
jueces, sorprendidos y también ansiosos, se quedaron mirando a la puerta.
Transcurrieron dos largos minutos y nada sucedió.
El abogado, entonces, finalizó
diciendo:
—Realmente, dije eso y todos ustedes miraron
hacia la puerta con la expectativa de ver a la supuesta víctima. Por lo tanto, quedó
claro que todos tienen dudas en este caso, de que alguien realmente haya sido asesinado. Por
eso insisto para que ustedes consideren a mi cliente inocente. In dubio pro reo
.
Los jurados, visiblemente
sorprendidos, se retiraron para la decisión final.
Algunos minutos después, el jurado
volvió y pronunció su veredicto: — ¡Culpable!
—¿Pero cómo? —preguntó
el abogado— yo vi a todos ustedes mirar fijamente hacia la puerta ¡Es para concluir
que estaban con dudas! ¿Cómo condenan con duda?
Y el juez aclaró:
—Sí, todos nosotros miramos hacia la puerta, menos su cliente.
Moraleja:
¡No sirve de nada ser un buen abogado si el cliente es un estúpido!.
EL
ABOGADO DE LA MAFIA
Una historia para
confiar
en Contadores y
Abogados
Un jefe de la mafia
descubrió que su Contador había desfalcado 10 millones de dólares de la caja.
El Contador era sordomudo.
Por eso fue admitido en el trabajo, pues como no podía oír nada y menos
hablar, en caso de una eventual detención y proceso, no podría actuar como
testigo.
Cuando el Jefe le fue
a preguntar por los 10 millones, llevó consigo a su Abogado, que conocía el
lenguaje de las señas de los sordomudos.
El jefe pregunto al Contador:
El jefe pregunto al Contador:
— ¿Donde están los 10
millones que te llevaste?
El Abogado usando el
lenguaje de las señas, le hizo llegar la pregunta al Contador, que a su vez
respondió con señas.
— Yo no sé de que
están hablando.
El Abogado le tradujo
para el jefe.
— El dice que no sabe
de que le hablamos.
El mafioso saco un
pistola calibre 45 y apuntó a la cabeza del Contador, gritando:
— Preguntale de
nuevo.
El Abogado, por señas,
le dijo:
— El te va a matar si
no le contás donde está el dinero.
El Contador respondió
con señas:
— Ok, ustedes
ganaron, el dinero está en una valija marrón de cuero, que está enterrada en el
jardín de la casa de mi primo Enzo, en el Nº 400 de la calle 26, bloque 6 del
barrio de Santa Marta.
El mafioso le
preguntó al Abogado.
— ¿Qué dijo?
El Abogado respondió:
— Dice que no tiene
miedo de morir y que a usted le faltan huevos para apretar el gatillo . . .