Las
últimas manifestaciones anticuarentenas frente a la situación que está viviendo
nuestro país y el mundo por la pandemia del Covid-19 trajo a mi memoria un
texto leído hace mucho tiempo que muestra que estas reacciones son resultado de
nuestro propio egoísmo. Como dice el
título, nada nuevo bajo el sol.
Ha habido en el mundo tantas pestes como
guerras y sin embargo, pestes y guerras cogen a las gentes siempre
desprevenidas…
…Cuando estalla una guerra, las gentes
se dicen: “Esto no puede durar, es demasiado estúpido”. Y sin duda una guerra
es evidentemente demasiado estúpida, pero eso no impide que dure. La estupidez
insiste siempre, uno se daría cuenta de ello si uno no pensara siempre en sí
mismo. Nuestros conciudadanos, a este respecto, eran como todo el mundo;
pensaban en ellos mismos; dicho de otro modo, eran humanidad: no creían en las
plagas. La plaga no está hecha a la
medida del hombre, por lo tanto el hombre se dice que la plaga es irreal, es un
mal sueño que tiene que pasar. Pero no siempre pasa, y de mal sueño en mal
sueño son los hombres los que pasan, y los humanistas en primer lugar, porque
no han tomado precauciones. Nuestros conciudadanos no eran más culpables que
otros, se olvidaban de ser modestos, eso es todo, y pensaban que todavía todo
era posible para ellos, lo cual daba por supuesto que las plagas eran
imposibles. Continuaban haciendo negocios, planeando viajes y teniendo
opiniones. ¿Cómo hubieran podido pensar en la peste, que suprime el porvenir,
los desplazamientos y las discusiones? Se creían libres y nadie será libre
mientras haya plagas.
Albert Camus
La Peste (1947)
Osvaldo Villalba
31/05/2020