¿ADONDE querés ir, pibe? ¿No ves que hay golpe de Estado?, me dijo el
colectivero cuando lo paré aquella mañana de marzo, bien temprano, bien adolescente, recién levantado y algo
desorientado por ver soldados con armas en las veredas y camiones militares por
todas partes.
¿Adónde quería ir? Quería ir a la escuela, supongo, a que me
enseñaran las cosas que se enseñan en la escuela, cosas simples. Que el
Estado no puede secuestrar, torturar y matar a una persona, que el Estado no
puede apropiarse del bebe de una persona. Esas cosas tan lógicas que se
enseñan en la escuela, aun cuando son tan indiscutibles que uno las sabe, antes
de que se lo diga la maestra.
¿Adónde quería ir después? Quería volver a mi
casa después de la escuela, supongo. Que el Estado no me dijera qué podía leer
y qué no, qué
película mirar y cuál no, qué peinado usar, si el pelo largo o corto, qué
música escuchar o no escuchar, qué obra de teatro ver o no ver Que no me
dijera que adonde quisiera ir fuera derecho, firme, en marcha, izquierda,
derecha, izquierda, sin hablar, sin discutir, sin opinar sin pensar, sin libertad, sin ley, sin razón,
sin votar, sin mirar, sin preguntar, sin derechos, firme, en marcha, izquierda,
derecha, . Pero
sobre todo quería ir a visitar a algún amigo, a la tarde Un amigo adolescente
como yo. Y poder encontrarlo en su casa, con sus ideas diferentes o
iguales a las mías, con sus gustos, parecidos o contrarios a los míos. Encontrarlo,
que no estuviera desaparecido por sus ideas diferentes o iguales de las
mías, o que no lo estuviera su padre, o su madre, o su hermano, o un pariente.
Que nadie, conocido o desconocido cercano o lejano, estuviera
desaparecido por sus ideas diferentes o parecidas.
¿Adónde habían ido? Sin derechos, en marcha, un auto sin patente,
izquierda, derecha, izquierda, hasta llegar a una dirección sin dirección,
con responsables sin nombre y apellido, a tumbas NN. Sin derechos, por
izquierda, a oscuras, como se hacen las cosas cuando no se tiene razón
¿Adónde quería ir yo esa mañana de marzo, bien temprano, bien
adolescente, recién levantado y algo desorientado por ver soldados con armas
en las veredas y camiones militares por todas partes en las calles? ¿Adónde
íbamos todos, derechos, firmes, en marcha, izquierda y derecha, a los
golpes, golpeados, golpeando, golpeadores? ¿Adónde, sin libertad, sin ley, sin
razón, sin votar, sin hablar, sin opinar, sin pensar, sin mirar, sin
preguntar, sin derechos? ¿Adónde?
–Volvé a tu casa, andá a dormir, fue lo último q me dijo el
colectivero antes de arrancar
Así lo hice. Y no lo volvería a hacer: Nunca más
cerrar los ojos, nunca más no estar despierto cuando 1 pesadilla va a
quitarnos el sueño para siempre. NUNCA MÄS, señor colectivero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario